Meghan es una periodista que aspira a un puesto más alto en su carrera, por ello, siempre ha sido una niña buena y conservadora (con esa esencia que tienen las cadenas estadounidenses de repartir una doble moral). Por ello, en una depresiva noche donde su prometido la ha abandonado y el puesto que quería fue a parar en manos de alguien más, acepta la invitación de sus dos amigas de ir a por unos tragos y ponerse el llamativo vestido amarillo.
Todo parece ir bien cuando queda con el guapo desconocido llamado Gordon, que es barman y no tiene auto (porque finalmente un personaje en estas películas no posee uno, entonces lo repiten hasta la locura ya que es el único elemento original de la película). Pero todo se va a peor cuando Meghan tiene una oportunidad de dar una entrevista, pero al querer ir a su casa, se da cuenta que la grúa le llevó el auto. Y entonces empieza una serie de eventos desafortunados, los cuales se complican en su gran mayoría por la incapacidad del personaje central de poner una idea en claro y hablar como si no fuera retrasada.
Pero caramba, que si Meghan hubiera usado el don de oratoria que debería tener como periodista nos quedábamos sin película.
Dejando al margen esta incongruencia, Walk of Shame es una película para disfrutar por sus enredos, por más que la hayamos visto en miles de oportunidades más. Elizabeth Banck y esa tonada sencillamente detestable que posee, consigue hacer un buen personaje pese a lo plano de su guión. El resto del reparto casi si no se lo ve.
Pero para los interesados, hay escenas en ropa interior de James Marsden y de Oliver Hudson.
Calificación: 5 - Aceptable
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