La película nos presenta a una funcional familia de mafiosos, que se muda con ayuda del FBI hacia un pequeño pueblo de Francia y donde deben intentar encajar y evitar que los persigan los asesinos que traicionaron en el pasado.
El padre, encarnado por Robert De Niro, es quien lleva la vida más pacífica del clan familiar y quizá es, pese a ser el personaje por el que suceden todas estas cosas, quien más intrascendente parece en comparación con las otras historias. Tiene pocos momentos en donde se puede lucir el personaje como el mafioso querible que se intenta vender.
Michelle Pfeiffer es quien lleva la cuota de moralidad (o doble moralidad) de la historia. Y como todas las personas con doble moral, va a querer lavar culpas paradójicamente en la Iglesia.
Sin dudas, los que se llevan los aplausos son los hijos del matrimonio, quienes además de tener una relación genial como hermanos, sin ninguna cuestión de control ni juzgándose, llevan consigo las historias más interesantes sobre cómo se desenvuelven en su vida adolescente.
No obstante, todas las historias quedarán interrumpidas, que es ahí en donde falla principalmente, para dar paso a una anunciada secuencia de acción, que nuevamente no dura lo que se pronosticaba. En menos de dos minutos, todo se termina y el momento esperado pasa tan rápido que uno apenas se puede dar cuenta.
Sin embargo, ese detalle de su final no le quita lo entretenida que pudo ser pese a su extensa duración. Sólo que los esperanzados de acción, se quedarán con las ganas.
Calificación: 8 - Muy Buena
PRE-NOMINACIONES: Lo Mejor
Mejor Actriz Protagónica: Michelle Pfeiffer
Mejor Actor Secundario: John D'Leo
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