Remake de un clásico criticado hace unos días atrás, esta nueva versión presenta, sin llegar a la situación enfermiza de su madre, una conexión bastante parecida y un trabajo respetable de parte del director.
Un grupo de amigos se reúne en una cabaña para ayudar a Mía, quien tiene que atravesar unos días de abstinencia después de que casi muere de sobredosis (otra vez). Entre ese grupo está su hermano, quien reaparece tras haberla abandonado con una madre loca que pedía a gritos que él estuviera presente. Pero no estuvo. Y nunca lo superaron.
Si bien el trasfondo dramático que tiene la situación planteada, nada hace que los personajes sean interesantes. El grupo de amigos, como grupo en sí, no son tontos, pero tampoco son simpáticos, ni entretenidos, ni nada. Son eso, nada más que carne para el asador.
A diferencia de la versión antigua, acá hay un hilo conductor (al menos) que va llevando a que las posesiones no parezcan tan azarosas. Y tampoco se ahorran en incomodar con mutilaciones al espectador, que lo consiguen al mejor estilo Saw.
Pero si no fuera porque esta versión sólo está creada con el objetivo de ser comparada con la original, estaríamos frente a una película más y sin sentido de posesiones y demonios. Lamentablemente ahí nos quedamos a medio camino. De hecho, la película es tan neutra que no se destaca ni se critica en nada.
Calificación: 5 - Aceptable
Pre-Nominaciones: Lo Mejor
Mejor Actriz Secundaria: Jessica Lucas
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